Pautas para favorecer una buena relación entre hermanos.
Si les preguntáramos a madres y padres por la relación de sus hijos, es probable, que pronto salieran a relucir las famosas: “peleas entre hermanos.” Estas “peleas” consisten en pequeños roces o conflictos que se dan en el día a día por temas cotidianos que podríamos considerar banales y que suelen ser una de las dificultades que se encuentran los padres a la hora de mantener la tranquilidad de la casa.
Este tipo de conflictos se caracterizan por ser un lugar de aprendizaje, en el cual, los niños aprenden a jugar, a negociar, a conocer sus propios límites, entrenan su tolerancia a la frustración… pero sobre todo, aprenden a compartir.
Son muchos los motivos por los que los hermanos pueden “pelearse”: para divertirse, como forma de juego, para llamar la atención de los observadores, para conseguir algún beneficio, para defenderse, etc. Por lo tanto, nuestro objetivo a continuación, no será eliminar estas conductas, sino, hablar de como los adultos pueden actuar ante ellas y cómo abordarlas.
¿Cómo podemos actuar peleas entre hermanos?
Antes del conflicto…
La primera actuación que podemos llevar a cabo los adultos ante el conflicto, es anticiparse a él. Algo que parece tan fácil y obvio, se convierte muchas veces en una tarea complicada o a la que no le ponemos la suficiente atención. El hecho de que los padres tengan la capacidad de saber cuando una situación cotidiana va a desencadenar un conflicto, va a ser un punto clave para poder actuar y evitarlo. Para identificarlo, tendremos que observar conductas que se repitan antes de un conflicto (elevar el tono de voz, quejas, “decisiones conflictivas”, etc.) para poder identificarlas en el futuro y actuar ante ellas. En ese momento, debemos desviar la atención de los niños de la forma más natural y espontánea posible, cambiando el foco hacia algo que les guste (un juego, un tema de conversación o una simple distracción sobre otro tema).
Entonces…¿Cuándo debemos intervenir?
Uno de los aspectos clave a la hora de actuar ante los conflictos, será conocer las características de los mismos para saber, ante que conflictos deberemos intervenir y ante cuáles no, ya que muchas veces, lo más adecuado, será que lo niños aprendan a resolverlos sin la ayuda de los adultos. Para ello, cada familia, tendrá que tener en cuenta sus propios valores y ver que comportamientos son o no tolerables en su ámbito familiar, un ejemplo de estos comportamientos que llamaremos “no tolerables” podrían ser las peleas en las que se incluyan agresiones físicas.
Por lo tanto ante conflictos con…
Comportamientos “tolerables”
No será necesaria la intervención de los adultos, simplemente debemos mantenernos “vigilantes” y dejar que sean los niños quienes aprendan a solucionar la situación.
Si en el desarrollo del conflicto este se incrementa, será más difícil que los niños lo consigan resolver ellos solos. En estos casos, podemos actuar como mediadores, ayudándoles y guiándoles para que sean ellos quienes resuelvan el conflicto de forma adecuada.
Comportamientos “no tolerables”
Será necesaria la intervención del adulto, la cual consistirá, principalmente, en separarlos fisicamente y desviar su atención del conflicto hacia otros estímulos, ya que, en ese momento seguir en esa situación, solo hará que el conflicto se incremente.
En estos casos, es importante, que posteriormente, cuando la situación esté tranquila, se aborde el motivo de conflicto, para solucionarlo de forma adecuada con la ayuda de un adulto.
Si este tipo de conflictos se da de forma frecuente, es importante, establecer unas consecuencias a estos comportamientos, las cuales deben de ser razonables, adecuadas a las propias características de los niños y sobre todo, los niños deberán conocer de antemano cuales van a ser las consecuencias de sus actos.
Pautas para favorecer una buena relación entre hermanos
A diario, se darán numerosos comportamientos positivos en la relación entre los hermanos, debemos estar atentos para identificarlos y reforzarlos.
No debemos forzar la interacción entre los hermanos, cada niño necesita su propio espacio y debemos respetarlo.
Aunque los hermanos deben aprender a compartir y esto es positivo, también es importante que tengan cosas y espacios propios. Es importante dedicarle a cada hermano un tiempo “exclusivo” al día, no es necesario que sea mucho tiempo, sino, pequeños momentos en los que no tenga que compartir la atención con sus hermanos.
Debemos promover y favorecer la interacción entre ambos proponiendo actividades o juegos en familia que les resulten agradables, favorecerá que aprendan a cooperar y a disfrutar del tiempo juntos.
No debemos comparar a los niños entre sí, ya que cada niño es diferente y eso será perjudicial para su autoestima.
Por ultimo, recordar, que vosotros, sois sus principales modelos, por lo tanto no llevéis a cabo delante de ellos, aquellos comportamientos que no queréis que reproduzcan (gritos, fuertes discusiones…) y por supuesto, no debéis utilizar en ningún caso, la violencia ni el castigo físico, ya que entonces los niños aprenderán que son herramientas para solucionar los problemas.
Marta Valdés Sánchez.
Psicologa Infanto-juvenil.
Apraxia Psicología.