Ya llegan las Navidades, ya están casi encima, un período vacacional esperado y también temido por algunas personas. En cualquiera de los casos llega una oportunidad para disfrutar en familia de un tiempo fuera de la rutina diaria y de las prisas. Y aquí creo que existe un punto en común cuando llegan estas fechas; la mayoría encendemos el botón de la niñez y queremos revivir esa mágica sensación que acompaña al suspense: los regalos y la vorágine que les acompaña.

Desde luego se trata de una elección personal, libre, respetable y de todos los colores aunque, en esto también coincidimos mayoritariamente, no siempre nos ponemos de acuerdo o sabemos determinar muy bien qué es lo mejor a la hora de decantarnos sobre cantidad, calidad, temática o tipo de artículos a regalar.

Por otra parte, dado que también se trata de una decisión educativa, la mayoría nos preguntamos: ¿y qué les regalamos este año? ¿pero si tienen de todo y tanto? ¿y qué necesitan realmente?. ¿No estaremos dejando de lado la noción de valor o confundiremos a los niños y niñas en su actitud hacia lo que más importa?

Al tratar de decidir y ponernos de acuerdo con la pareja, con la familia y con las amistades, la cosa se complica hasta el infinito y más allá. Entonces, me he parado a pensar y he querido volver a reflexionar sobre el tema un año más y, de paso, compartirlo. Ha dado la casualidad de que hoy he visto una simpática película muy al hilo, “Klaus” que trata la Navidad de una forma original partiendo de una necesidad que es donde se encuentran los principios de las ideas que se llevan a cabo. Me quedo con una frase, que desde mi punto de vista, como madre y psicóloga, relaciono con estas fechas y la contradicción que en cierto modo engendra.

“Los actos de sincera generosidad provocan otros”.

Generosidad no siempre material, se entiende, claro, y ahí creo que está la clave.

Partiendo de esta premisa y teniendo en cuenta que todas las personas somos diferentes pero parecidas, AHÍ VAN ALGUNOS CONSEJOS que he recogido de mi experiencia y que puede que nos sirvan a la mayoría.

  • No excederse. Creo sinceramente que, para poder reconocer la singularidad de algo, su valor y al mismo tiempo cultivar el el valor del deseo, en general es bueno no excederse. Por esta razón la cantidad es un elemento primordial a tener en cuenta para poder disfrutar. Por ello me baso en la regla de los cuatro regalos con la que coincido, cuatro, que podamos contarlo fácilmente y enfocarnos en ello rápidamente. Cuatro es un número de objetos que podemos organizar enseguida mentalmente para así enfocar la atención y manejar el tiempo de dedicación para cada elemento abordando de este modo el éxtasis individual para cada sorpresa y poder asimilarlo fácilmente.
  • Respecto al tipo y temática de los regalos, invito a reflexionar sobre los valores educativos que ordenan nuestra practica familiar en vez de dejarnos llevar por el bombardeo visual de los medios de comunicación sin un análisis crítico previo. Por tanto la calidad y variedad de lo que regalemos si es importante. Algunos valores importantes hoy en día son que nuestros regalos no refuercen la segregación por razón de sexo y/o género, que nuestras elecciones contribuyan a la sostenibilidad del planeta eligiendo juguetes que no se rompan rápidamente y materiales que contaminen lo menos posible.

 CRITERIOS PARA ELEGIR LOS 4 REGALOS

  1. Regalar algo que sea útil, que vayamos a utilizar y recordar a lo largo del año, como ropa, zapatos, abrigos o complementos que es algo personal, adecuado a nuestros gustos y que aunque son cosas cotidianas mantienen un valor fundamental en el día a día.
  2. Algo divertido y educativo, ambas cualidades son un buen cocktail, por ejemplo un original juego de mesa lúdico y educativo para compartir, jugar en familia o con amistades, que fomente el aprendizaje, la comunicación, el respeto y las habilidades sociales. Un buen libro, o uno que deseen nuestras hijas e hijos, que seguro ayudará a mejorar, entre otras las capacidades lecto-escritoras, o bien juegos de estrategia, que promuevan la lógica, la anticipación e incluso la resolución de problemas o incluso juegos que inviten al  movimiento dentro y fuera de casa.
  3. Ese regalo especial y deseado que tanta ilusión les hace a nuestros hijos e hijas, y que aunque no cumpla nuestra expectativas ni deseos, ha sido elegido por ellos o ellas.
  4. Una actividad en familia. Y por último, debemos recordar que aquello que más enriquece la Navidad no siempre es tangible.  Lo que enriquece la navidad conlleva compartir tiempo significativo realizando actividades en familia, como por ejemplo ver una película, visitar  un museo, hacer un viaje, una excursión o incluso dar un paseo por un parque.

Regalar es fácil si lo hacemos con sencillez, sinceridad y generosidad; siempre lo que más a mano tenemos, tiempo, conversación, historias, lo que hay dentro de un espejo o simplemente una pelota con la que hacer Gol.

Nota: También invitamos a la compra en los pequeños comercios de Rivas Vaciamadrid para ayudarnos en estos momentos difíciles.

 

Alicia Gosálvez Reyes
Psicóloga Clínica y Educativa
Apraxia Psicología.